Las salas de cine pensaban que en 2021 llegaría la normalidad, no fue así. Las sucesivas olas, la falta de estrenos y los cambios en el consumo las han puesto sobre las cuerdas.
La cultura en 2021 volvió a estar marcada por la covid. Todos pensaban que cuando pasara el fatídico 2020 todo volvería a la tan añorada normalidad. La vacuna llegaba y los espectáculos culturales miraban con optimismo el nuevo curso, pero la recuperación tardó en llegar. Tanto que la situación fue incluso más dramática que el año anterior. Uno de los sectores más afectados por esta situación ha sido el de la exhibición cinematográfica, es decir, las salas tradicionales.
Mientras que la industria ha tenido un 2021 próspero, en el que se ha vuelto a rodar, y en el que se han levantado producciones importantes. Las películas se siguen haciendo, la diferencia es que ya no está tan claro que se vayan a ver en una sala de cine, a oscuras, y rodeado de 200 personas. Los datos indican que, realmente, en 2021 la recaudación ha sido casi tan paupérrima como en 2020.
Cuando regresó algo parecido a la normalidad, los cines se dieron cuenta de algo que asusta más que una nueva ola. El modelo de consumo había cambiado. El público cinéfilo y adulto que convirtió en 2019 a títulos como Parásitos en taquillazos ha abandonado las salas. Las plataformas, la nueva realidad, el miedo a meterse en espacios cerrados… todo ello ha creado una tormenta perfecta que ha provocado que haya un porcentaje muy amplio de público que no ha regresado.