El aire dentro que respiramos dentro de los coches que usamos casi a diario podría estar contaminado con unas sustancias llamadas retardadores de llama, incluidos aquellos que se sabe o se sospecha que causan cáncer, según un nuevo estudio publicado en ‘Environmental Science & Technology’. Los fabricantes de automóviles añaden estos productos químicos a la espuma de los asientos y a otros materiales para cumplir con una normativa en EE.UU. de inflamabilidad obsoleta sin ningún beneficio demostrado en materia de seguridad contra incendios.
«Nuestra investigación encontró que los materiales interiores liberan sustancias químicas nocivas en el aire de la cabina de nuestros coches», asegura la autora principal Rebecca Hoehn, científica de la Universidad de Duke. «Teniendo en cuenta que el conductor medio pasa aproximadamente una hora en el coche cada día, este es un problema de salud pública importante. Es particularmente preocupante para los conductores que hacen viajes más largos, así como para los pasajeros, que respiran más aire que los adultos».
Los investigadores detectaron retardantes de llama dentro de las cabinas de 101 automóviles (año de modelo 2015 o posterior) de todo EE. UU.