Estamos viendo hoy un pleito entre dos veteranos priistas. Uno acaba de ser designado como el futuro candidato de su partido a la gubernatura de Coahuila, otro es el que se quedó con las ganas de ser el elegido. Son políticos que en el PRI aprendieron a hacer política para luego traicionar a ese partido cuando las decisiones de sus dirigentes ya no resultaron convenientes para sus intereses personales.
El primero es un hombre de 76 años que durante 43 de ellos militó en el PRI. El segundo, de 54 años, perteneció solo seis años a dicho partido para después pasar sucesivamente por otros tres. Hoy ambos son distinguidos miembros de Morena. Algunos aseguran que uno de ellos pronto dejará de serlo aunque él jura y perjura que seguirá siendo orgulloso morenista.
Me estoy refiriendo, naturalmente, al senador Armando Guadiana Tijerina y al subsecretario de Seguridad y Protección Ciudadana Ricardo Mejía Berdeja.
Guadiana, según anunció el presidente nacional de Morena, Mario Delgado, ganó las encuestas que supuestamente realizó ese partido para seleccionar a quien será su candidato a la gubernatura de Coahuila en la elección que se realizará el domingo 4 de junio del año entrante.
Mejía Berdeja, a quien los politólogos veían como el virtual ganador de la candidatura, rechazó los resultados de las encuestas realizadas por Mendoza, Blanco y Asociados y Covarrubias y Asociados, asegurando, sin poder comprobarlo, que fueron sesgadas y manipuladas en favor de Guadiana.
Ninguno de ellos ha pertenecido a Morena por mucho tiempo. Ambos decidieron ingresar a este partido cuando era más que evidente que Andrés Manuel López Obrador tenía una muy alta probabilidad de ganar la elección presidencial del 1 de julio de 2018.
Guadiana, quien también es un adinerado y próspero empresario, fue priista de 1969 a 2012. Entró a Morena en 2017 y fue postulado como candidato a la gubernatura para la elección que se realizó en junio de ese año. Quedó en tercer lugar, atrás del panista Guillermo Anaya y del priista y actual gobernador Miguel Riquelme.
Un año después fue electo senador en la elección federal que llevó al poder a AMLO y a los candidatos morenistas que se subieron al tren que conducía.
En 2021 pidió licencia en el Senado para ser candidato a la presidencia municipal de Saltillo.
Su elección como candidato a la gubernatura fue sorpresiva porque, como lo está denunciando Mejía Berdeja, no aparecía como el favorito en muchas de las encuestas que se han difundido, las cuales también podrían estar sesgadas, pero a su favor.
Es más, con el antecedente de su más reciente derrota, nada garantiza que salga victorioso de la que seguramente será su última aventura electoral.
El hoy quejoso Mejía Berdeja, que fue priista de 1991 a 1997, perredista de 1999 a 2011, emeceísta de 2011 a 2018 y morenista desde 2018, fue diputado por mayoría priista en Coahuila, luego diputado federal plurinominal por MC y después diputado plurinominal en Guerrero, también por MC. Su actual cargo lo ocupa desde junio de 2019. Su currículo no impresiona.
El pleito de los dos expriistas fortalece al partido que traicionaron.