El aumento de las personas que pernoctan en lugares públicos ha llevado al Gobierno a derogar la Ley de Vagancia, en vigor desde hace dos siglos. A cambio, implementará otras medidas más duras -y polémicas- que buscan que los británicos se sientan más seguros
Medidas más duras
La nueva propuesta legislativa introduce medidas más duras contra quienes se considere que provocan «molestias» por dormir en la calle, incluso en casos donde la molestia puede ser tan trivial como «oler mal», lo que incluye la posibilidad de una multa de 2.500 libras (2.900 euros) o una condena de prisión de hasta un mes. Un grupo de diputados, incluyendo a unos 40 conservadores rebeldes, están en contra de esta iniciativa. Bob Blackman, que encabeza la rebelión, considera que «la policía debería ayudar a las personas sin hogar a encontrar un lugar donde puedan quedarse de manera segura en lugar de arrestarlas y ponerlas en una celda».