Está terminando el curso y María, Marcos, Guadalupe, Alba, Juanma, Nuria, Concha, Rafaela, Sergio, Elvira, José María, Teresa y una segunda María, se han citado en el aula 1525 de la Facultad de Educación para hablar sobre cómo les ha ido este año y ver en qué pueden mejorar a partir de septiembre. Lo cierto es que estas reuniones las mantienen más o menos una vez al mes. En ellas hablan de cómo les va, de sus problemas y también de sus éxitos, de sus preocupaciones y hasta de sus certezas. Lo hacen de manera confidencial, como si estuvieran en familia, en busca de otros enfoques, metodologías e incluso de “trucos” que poder utilizar en sus aulas. Estas trece personas, en efecto, son docentes. Lo son en muy diversas titulaciones de la Universidad Complutense, tienen diferentes edades, pero una característica común: son docentes que quieren ser mejores docentes.
María Vega, profesora del Departamento de Investigación y Psicología en Educación de la Facultad de Educación, lleva dos décadas promoviendo las denominadas “comunidades de aprendizaje”. Dice que en ellas ha aprendido más de lo que ha enseñado, logrando crear un “legado cultural de conocimiento compartido”. En su libro Creando comunidades de aprendizaje en la Universidad. Una propuesta de formación experiencial (Editorial Morata, 2020), explica cómo son estas comunidades, cómo funcionan y cuáles son sus objetivos. En la entrevista que concedió a Tribuna con motivo de la publicación del libro, la profesora Vega explicaba de forma apasionada lo que siente el profesor o profesora que participa en una comunidad de aprendizaje: “La idea básica es: vive tú, vívete como aprendiz, conócete como aprendiz y vete al aula como un aprendiz más que, junto con otros en una comunidad con un objetivo común, vamos a aprender sobre algo que nos ayudará a resolver problemas de diferente manera. ¿Es un cambio metodológico? Es cambio de concepciones, cambio de creencias, de lo que es un aula, de lo que es una relación profesor-alumno, de cuál es el papel que juega el contenido. Entonces una vez que tú has decidido junto con ellos, comprometidos con esa comunidad de aprendizaje, comprometidos a que queremos un aprendizaje de transformación, que implica una motivación intrínseca, vamos a ver que lo que hacíamos antes no es que no sea válido, es que no es suficiente. Tenemos que hacer algo más y ahí ya viene el aprendizaje recíproco, el autorregulado o el buscar contextos naturales”.