«Pues entonces debería seguir el PRI, ¿no? Armando», replica el periodista Julio Hernández tras escuchar la respuesta del virtual candidato de Morena al Gobierno de Coahuila, Armando Guadiana, elogiar al gobernador Miguel Riquelme y denigrar a David Monreal (Zacatecas), hermano del coordinador de los senadores de Morena, y Américo Villarreal (Tamaulipas) [Julio Astillero, 14.12.22]. Así, sin matizar que las administraciones precedentes las encabezaron Alejandro Tello (PRI), exiliado en Estados Unidos; y Francisco Javier García Cabeza de Vaca (PAN), acusado de tener vínculos con el narco y otros delitos.
El diálogo entre Hernández y Guadiana transcurre así:
—¿Pero no tienes un juicio tajante respecto a corrupción y mal Gobierno de Miguel Ángel Riquelme?
—Eso sí no lo tengo.
—¿Ha sido un buen gobernador?
—Es un gobernador bueno… es más, está calificado como uno de los al menos primeros cinco o seis gobernadores…
—¿Y tú coincides…?
—Tenemos más paz, el problema de inseguridad es algo menos que en otras regiones. Se nota y lo vemos comparado con Zacatecas, Guerrero, Oaxaca, Tamaulipas, Michoacán (todos gobernados por Morena).
—Pues entonces debería seguir el PRI (en el poder)…
Respecto al favorito para ganar las elecciones del 4 de junio, Guadiana fue no menos generoso: «Manolo (Jiménez) es un buen candidato, una buena persona. Conozco a toda la familia», declaró el coordinador de los Comités de Defensa de la 4T en el programa «Me lo dijo Adela». Guadiana parece darle la razón a Carlos Loret sobre la entrega de Coahuila: «Morena aceptó bajar la guardia en el estado, dejando (la) cancha abierta para que el PRI se mantenga en el poder estatal».
En Coahuila se esperaba una guerra sin cuartel por la gubernatura, pero devino rendición tres meses antes del inicio de las campañas. La alianza PRI-PAN-PRD tiene un nuevo socio: Morena. «Guadiana gana encuestas amañadas, mas no elecciones. Denunció la megadeuda, pero después se olvidó de los Moreira», acusa Mejía. El subsecretario de Seguridad Pública no pudo remontar el hándicap del desarraigo ni el juicio negativo de la comentocracia. Ausentarse de Coahuila 17 años por razones políticas —la animadversión del moreirato—, sin mostrar interés por los problemas del estado, le pasó factura. «Subir un punto en conocimiento es muy difícil. Si el candidato de Morena se decide por encuestas, Ricardo está perdido», me dijo hace meses Guillermo Anaya, quien compitió con Rubén Moreira y Miguel Riquelme por la gubernatura antes de que el PRI y el PAN iniciaran negociaciones para cerrarle el paso a la 4T en Coahuila. Tenía razón.
¿Cuál es el ambiente en Morena después del nombramiento de Guadiana? ¿Existe riesgo de ruptura?, pregunto a Gerardo Puentes, exdiputado del PT y conocedor de la política estatal. «Ya se están alineando. (…) inmediatamente se pusieron a sus órdenes Shamir Fernández, Jorge Luis Moran y Yamile Mtanous, de Acuña. Con Tania Flores, alcaldesa de Múzquiz, hay una relación cercana de negocios. Además, el presidente ya ganó y planchó (la decisión), no le queda de otra a los morenos. (…)
»Ante este escenario, y al no gozar Guadiana de la popularidad de López Obrador, sería de trámite la elección. (…) Aún más débiles quedan (en Morena) si Lenin (Pérez, líder de UDC) no va con ellos (40 mil votos). Y si el gobernador logra acordar con Cuco Sandoval (Partido Verde), como ya lo hizo en las pasadas elecciones, pues réstales otros (30 mil votos). (El PRI y el PAN) se están repartiendo todo el pastel: los tres poderes y los dos órdenes de Gobierno».
Sin embargo, los afines al subsecretario de Seguridad Pública decidieron rebelarse contra el dedazo demoscópico, y Guadiana ondea dos banderas: con el PRI la blanca y con Mejía y Morena, la de combate.