Dinero, polarización y descontento: Claves para entender las elecciones del 2024
El presidente está furioso. Cada día, el desprestigio de su gobierno crece. La demagogia mañanera, ya no alcanza para tapar los casos de corrupción, que se van revelando. Adicionalmente, las cifras preelectorales no son buenas. López Obrador, ya sabe que necesita mucho acarreo, y mayor abstencionismo, para que Claudia Sheinbaum gane sin problemas. Él, es el autor de la estrategia electoral de su candidata. Andrés Manuel, tiene encuestas cotidianas, detalladas y reales, de cómo avanza la candidatura y de cómo viene el cierre de su sexenio. Los estudios demoscópicos “cuchareados” son propaganda, para el consumo de los chairos, y de los votantes descuidados. A los primeros, para que no lo abandonen; y a los votantes libres, para que no acudan a las urnas.
Cada elección es diferente. Todas, y cada una, son muy caras y complejas. Ahora, en el 2024, Morena, y sus candidatos, son ampliamente apoyados por el dinero gubernamental estatal y federal, y por “donativos” de origen poco claro. Por su parte, el Instituto Nacional Electoral está debilitado; han sido cinco años de ataques, recortes presupuestales, y la incrustación de consejeros a modo. Esto, lo ha convertido en un organismo que emite decisiones titubeantes, tardías y poco efectivas. Así, llegaremos a la elección más importante de la historia moderna de nuestro país. Todo esto se da en el marco de un México, polarizado y convulso.
Para Andrés Manuel es indispensable retener el poder. Todo su sexenio ha trabajado en ello. Es una tarea enorme. Sin embargo, está consciente de que, a Claudia Sheinbaum y a Morena, no les ajusta el acarreo de 15 millones de electores, que son los que integran su voto duro. Sabe que requiere de por lo menos 26 millones, para ganar sin apuros el primer domingo de junio.
El escaso carisma de Sheinbaum, y sus pasivos personales, hacen la tarea más difícil. El desgaste a la figura del tabasqueño, con los enormes fracasos de su gobierno, van complicando los escenarios. Cada día, hay más mexicanos descontentos y desilusionados con la 4T. La corrupción e incompetencia son ya muy evidentes. Adicionalmente, han designado candidatos al estilo viejo PRI: una colección de impresentables.
Así, una fila de políticos exprianistas, desprestigiados, rodean a la aspirante presidencial. Entre ellos, Adán Augusto López, aspirante a Senador; Citlalli Hernández; César Yáñez, el nuevo millonario; el inefable, Gerardo Fernández Noroña, aspirante a senador; el doblado y repetidamente humillado, Marcelo Ebrard, aspirante a senador; Mario Delgado, líder de Morena; Manuel Velasco, el verde que reparte sobres amarillos; y el vapuleado, líder de nada, Ricardo Monreal.
Sin embargo, del lado de los opositores también hay una larga lista de personajes desprestigiados, que estarán listos a vender sus votos legislativos, si llegan a las cámaras y Morena se queda con la presidencia de la república. Es época de elecciones y traiciones.
México en la recta final del sexenio, bajo la lupa internacional
El sexenio se acaba. El poder se extingue. El presidente endurece sus acciones y sus palabras. Se siente acosado. No retrocede, y embiste con más fuerza. Tal vez con sus últimas reservas de energía. Del extranjero lo aprietan. México y su mandatario, quedarán bajo fuego en la contienda estadounidense.
López Obrador sembró tormentas y cosecha tempestades. Medio país lo rechaza, la otra mitad lo apoya, aún. Vienen meses tempestuosos. La clase política mexicana apesta. Los ciudadanos deberemos salir a votar masivamente. Tal vez, por el menos peor. Habrá más de 20 mil puestos por elegir en las 32 entidades, en total. El gobierno de Andrés Manuel fracasó y ya solamente le queda la demagogia.
López Obrador y México serán piñatas de Trump
En la actualidad, AMLO, será combatido en varios frentes. El tabasqueño debe cumplir con contener la migración y el contrabando de fentanilo hacia Estados Unidos. Donald Trump lo usará como piñata, otra vez. Mientras, Joe Biden lo presiona con filtraciones explosivas, de esas que van dejando marcas, que tiznan. Por el momento las cosas se le salieron de control. Y, los vecinos del norte, no le permitirán que les estorbe en sus contiendas. En ambos países, estará en juego la presidencia en el 2024. En México en junio, y en el vecino país en noviembre.
Así, llegaremos a la jornada electoral. Alarmados, manipulados y divididos. La información habrá que buscarla en los medios confiables, que son cada vez más escasos. La prensa independiente claudica, también atraviesa por momentos difíciles. Para defender a la democracia, solamente quedará acudir masivamente a las urnas. En este caso, deberemos votar por el proyecto menos tóxico, por el menos peor. Las cosas se ponen intensas. Veremos.