Los partidos defienden la democracia, pero no la practican. La elección de Marko Cortés (PAN) y Alejandro Moreno (PRI), y la reelección de Mario Delgado (Morena), fueron impugnadas ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). Moreno es una ficha. Ulises Ruiz, exgobernador de Oaxaca, lo acusa de lavado de dinero; Layda Sansores, sucesora suya en el Gobierno de Campeche, de enriquecimiento ilícito; y el Sistema de Administración Tributaria (SAT), de simular de operaciones por medio de empresas fantasma. Su imposición burda en la jefatura del PRI provocó la mayor oleada de renuncias después de la encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo en 1988. Gobernadores, secretarios de Estado y legisladores se han sumado a Morena y a otras fuerzas aliadas del presidente Andrés Manuel López Obrador. Otros se mantienen al margen o participan en organizaciones civiles.
El exgobernador de Guerrero, Héctor Astudillo, dio ese paso apenas en febrero. Convocó una rueda de prensa en su domicilio para anunciar la decisión de separarse del partido en el que empezó a militar en 1984. Declaró sentirse ajeno «al PRI de hoy». Su dictamen sobre el otrora partido invencible es irrebatible: «se ha convertido en un grupo sectario, sin ideología, sin debate ni mucho menos reflexión». Acusó al líder del PRI, Alejandro Moreno, de adueñarse «de las facultades de las bases municipales y estatales para hacer solo lo que le conviene a él y no al priismo nacional». Las candidaturas a diputados y senadores repartidas por Moreno son los últimos despojos del PRI, sentenció el exalcalde de Chilpancingo (2009-2012).
El PRI gobernaba 12 entidades, más de un tercio del total, cuando Moreno se apoderó de la presidencia en 2019. Hoy solo cuenta con dos: Coahuila y Durango. Sin Cárdenas, Muñoz Ledo, López Obrador y otras figuras, el PRD devino en fantasma. En 2018 era el tercer partido con mayor presencia en los estados (Ciudad de México, Chiapas, Tabasco, Baja California Sur, Michoacán y Morelos, entre otros). Hoy todos están en poder de Morena. La bandera del PAN, que a lo largo de su historia ha sido plantada en 21 estados, hoy solo ondea en cinco. Nuevo León tiene el primer gobernador de Movimiento Ciudadano (MC), lo mismo que Jalisco, después de haber probado con el PRI, el PAN y con un gobernador independiente.
El PRD, PVEM, PT y MC son controlados por clanes. El primer caso, por los Chuchos. El presidente del partido del sol azteca, Jesús Zambrano, ocupa el cargo por segunda ocasión. Víctor Hugo Lugo, coordinador del grupo parlamentario del PRD en el Congreso de Ciudad de México, abandonó la nave a finales del año pasado. «Nuestro partido ha perdido el objetivo por el que nos ha convocado (…)», acusó (LaPolítica.OnLine, 14.11.23). Luis Espinosa Cházaro, coordinador del Partido de la Revolución Democrática en la Cámara de Diputados, renunció el 31 de enero. «Hoy se toman decisiones que no comparto y tengo todo el derecho de separarme para no estar ahí cuando entierren al PRD» (El País, 31-01.24»
El PT ha tenido un solo presidente desde su fundación, en 1990: Alberto Anaya, cuyo mejor negocio ha sido aliarse con Morena. La familia González Martínez es la dueña de Partido Verde, y en MC quien lleva la voz cantante es Dante Delgado. Morena, como partido, ha tenido tres presidentes: Andrés Manuel López Obrador, Yeidckol Polevnsky, Alfonso Ramírez (provisional) y Mario Delgado. Sin embargo, donde hay patrón, no manda marinero. AMLO es para el partido guinda su principal caudal de votos. Vicente Fox, Felipe Calderón y Peña Nieto juegan el papel contrario para el PAN y el PRI: en vez de sumas, representan restas.