Estos días se celebra en Los Ángeles una de las grandes citas de la región, la Cumbre de las Américas, sobre la que las expectativas siempre son mayores a los resultados. Esta parecía una buena oportunidad para el presidente Biden de forjar una relación más estrecha con sus vecinos del sur después de los años difíciles generados alrededor del mandato de Trump. Pero la realidad ha ensombrecido las buenas intenciones.
La exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela de la lista de invitados motivó algunas ausencias como la del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que han deslucido una cumbre que, incluso antes de celebrarse, ya dejó la sensación de una pérdida de peso e influencia de Estados Unidos en la región.