El pan, como ya hemos explicado, no es el culpable de que subas de peso, pero sí que contribuirá a ello si se da un consumo excesivo y desequilibrado. En cualquier caso, para que puedas tener una estimación de la ingesta recomendada por los nutricionistas, estos recalcan que se recomienda consumir unos 120 gramos diarios, lo que equivale a unos dos panecillos o cuatro rebanadas, siendo siempre preferible optar por aquellos panes que ofrecen más calidad.
En cualquier caso, dado que puede resultar un tanto complicado controlar las porciones, se recomienda comer el pan en las comidas principales, preferiblemente de grano entero o integral, y dejando por completo de lado los ultraprocesados. Siempre que sea posible, opta por consumir pan artesanal o incluso una receta que puedas hacer en casa.
Asimismo, es necesario tener muy en cuenta el acompañamiento del pan, ya que en muchas ocasiones lo que engorda no es el pan por sí mismo, sino lo que se pone encima del mismo, como mantequillas, salsas, quesos, embutidos, etcétera. Si quieres acompañarlo, opta por otros alimentos saludables como el hummus, el atún, el pavo, el aguacate o el tomate natural, entre otros.
Por último, como complemento al pan, es preferible apostar por otras fuentes de hidratos que sean de buena calidad, como es el caso de las legumbres y los cereales integrales. Estos alimentos te aportarán fibra, nutrientes y energía, además de hacer que te sientas más saciado. De esta manera, no es necesario que elimines por completo el pan, pero sí que lo combines con otros alimentos que aporten equilibrio y variedad a tu dieta.