El Museo Guggenheim de Bilbao presenta una exposición en la que los coches ocupan el centro de las salas y las obras y referencias contextuales circundan los espacios ocupados por los automóviles.
La noción de la movilidad moderna ha tenido en los coches uno de sus emblemas más significativos. También la arquitectura se ha ocupado de proyectar espacios para la movilidad. Y el arte ha movilizado analogías formales e imaginarios con esa idea y con ese artefacto prominente en la experiencia de la vida cotidiana y el paisaje urbano. Un juego de correspondencias de índole dispar toma forma en la exposición Motion. Autos, Art, Architecture, comisariada por Norman Foster en colaboración con Lekha Hileman Waitoller y Manuel Cirauqui, del Museo Guggenheim Bilbao, y un equipo de la Norman Foster Foundation.
Se trata de un proyecto ambicioso y atractivo, grato para todos los públicos y que genera un caudal de asombros, experiencias estéticas y culturales. La presencia de Foster en Bilbao es apabullante: proyectó el formidable metro, ha diseñado la remodelación del Museo de Bellas Artes, y ahora presenta esta ambiciosa muestra.
Un proyecto ambicioso y atractivo que muestra las afinidades entre diseño industrial, arte y arquitectura