Las tenistas pelean contra las ráfagas y una mala superficie en el improvisado torneo mexicano y anticipan que van a “presionar” en busca de cambios
“No están faltando al respetado. Me siento muy decepcionada con la WTA”, protestó la número uno del mundo, Aryna Sabalenka, cuyo discurso ha encontrado continuidad en el de otras referentes que no terminan de entender cómo se han podido hacer tan mal las cosas. Cancún, un paraíso; también (o así lo transmiten las protagonistas), la crónica de un despropósito.
“El problema no es esta ciudad, perfecta para irse de vacaciones y disfrutar de la playa. Pero ya es demasiado tarde para arreglar nada. Es realmente imposible conseguir que la pista esté bien”, lamenta la tunecina Ons Jabeur, una artista de lo suyo que para rendir a Marketa Vondrousova –otra tenista de buena mano, campeona este año en Wimbledon– tuvo que hacerlo “jugando feo”, a duras penas. La razón, el bote irregular de la pelota sobre una superficie instalada a última hora y las fuertes rachas de viento que se filtran desde el océano. “Es imposible controlarlas; hoy ha faltado poco para que se llevaran volando mi raqueta. A mí me gusta jugar bien, pero aquí no sientes la bola. Ojalá la WTA sepa con mayor margen dónde van a ser las Finals la próxima vez [el organismo anunció la sede con mes y medio de antelación] y que nos dé más tiempo para prepararlas”, agrega.