Los expertos afirman que el horario de las comidas puede influir en el rendimiento y la recuperación. Esto es lo que sugiere la investigación.
Comer de manera equilibrada antes de hacer ejercicio es clave para obtener la energía necesaria y mejorar el rendimiento físico, según afirman especialistas en salud y nutrición. La Dra. Martha Gulati, cardióloga del hospital Cedars-Sinai de Los Ángeles, señala que una comida rica en carbohidratos y proteínas entre dos y cuatro horas antes de la actividad física es suficiente para la mayoría de las personas. Esto permite una buena digestión y reduce el riesgo de molestias gastrointestinales como náuseas o reflujo ácido.
La Dra. Cecilia Córdova Vallejos, especialista en medicina deportiva de Johns Hopkins Medicine, recomienda que las comidas previas al ejercicio incluyan proteínas de alta calidad (como pollo, salmón o tofu), carbohidratos complejos (como arroz integral o avena) y grasas saludables (aguacate o nueces). Además, sugiere que tomar un refrigerio 30 minutos antes del ejercicio, especialmente si es de alta intensidad, puede dar un impulso de energía. Entre las opciones recomendadas están las barras de proteína o geles energéticos, que son fáciles de digerir.
Una vez terminado el entrenamiento, es crucial consumir entre 20 y 40 gramos de proteínas dentro de las dos horas siguientes, según la Sociedad Internacional de Nutrición Deportiva. Este consumo favorece la recuperación y el crecimiento muscular. Alimentos como una lata de atún, pechuga de pollo o huevos revueltos son buenas opciones para cumplir con esta recomendación.
El aspecto más importante, según la Dra. Gulati, es prestar atención a cómo responde el cuerpo a distintos tipos de alimentos. No todas las personas tienen las mismas necesidades, por lo que experimentar con diferentes combinaciones y horarios es clave para encontrar la rutina que mejor se adapte a cada persona.