Este resumen es de la columna original de María Marañón, escrita para la sección MAGAS en el Periódico El Español
México se moderniza. La paridad en candidaturas y puestos del Ejecutivo, Legislativo y Judicial es una realidad histórica. Este 2 de junio, las elecciones presidenciales serán un hito, marcando la primera vez en la historia que una mujer presida el país. Claudia Sheinbaum Pardo (Ciudad de México, 1962) y Xóchitl Gálvez Ruiz (Tepatepec, 1963) son las candidatas principales, compitiendo por el máximo cargo de la nación.
Claudia Sheinbaum, exjefa de Gobierno de la Ciudad de México y colaboradora cercana del actual presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), lidera la coalición ‘Sigamos haciendo historia’. Con un trasfondo en movimientos estudiantiles y sociales, y una sólida formación académica con un doctorado en Ingeniería Ambiental, Sheinbaum representa el populismo de izquierdas. Su ascendencia judía y su laicismo contrastan con su ferviente defensa de las políticas progresistas de AMLO, a quien considera un mesías político. A pesar de ser criticada por su frialdad y falta de carisma, su compromiso con la continuidad del proyecto de la Cuarta Transformación es inquebrantable.
Por otro lado, Xóchitl Gálvez es una figura emergente y carismática que lidera la coalición Fuerza y Corazón por México. De origen humilde, Gálvez es un ejemplo de superación personal, pasando de vender tamales a fundar exitosas empresas de alta tecnología. Su vida, marcada por la violencia familiar y la lucha constante, la ha forjado como una líder empática y pragmática. Aunque no está afiliada a ningún partido, su independencia y sus políticas inclusivas la posicionan como una alternativa al establishment político. Gálvez se distingue por su conexión emocional con la ciudadanía y su enfoque en resolver problemas cotidianos más allá de las ideologías.
Las elecciones del 2 de junio serán las más grandes en la historia de México, con 98 millones de mexicanos llamados a votar para renovar más de 20,000 cargos, incluyendo la presidencia, la mitad del Congreso y Senado, 9 gobernaturas y 16 alcaldías. La modernización del país ha traído paridad en las listas de candidatos, aunque persisten desafíos como la violencia y el crimen organizado. Durante el sexenio de AMLO, 180,000 personas han sido asesinadas, 300 de ellas vinculadas a procesos electorales.
La popularidad de AMLO, con un 50% al final de su mandato, es un reflejo de su impacto en la política mexicana. Claudia Sheinbaum, como su sucesora natural, defiende la continuidad de sus políticas, mientras que Gálvez ofrece una visión de cambio y pragmatismo. La campaña ha estado marcada por debates intensos, donde ambas candidatas han mostrado sus diferencias en estilo y contenido, pero también su capacidad para enfrentarse a un electorado polarizado.
El próximo domingo, México elegirá no solo a su primera presidenta, sino también el rumbo que tomará el país en los próximos años. La pregunta clave es si el país continuará en la senda trazada por AMLO o buscará una nueva dirección bajo el liderazgo de una mujer que, independientemente de quién gane, ya ha hecho historia. En este contexto convulso y moderno, el resultado de las elecciones será un reflejo de las aspiraciones y desafíos de la nación.