En avenida Reforma de la CDMX, Checo Pérez dio más de una decena de vueltas para regocijarse entre sus aficionados. Quienes le fueron a ver tuvieron que hacer pruebas de contorsionismo para intentar grabar, aunque fuera, una de las pantallas. Algunos más se subieron a las paradas de Metrobús con la confianza de que la estructura aguantara, pese a que las autoridades lo habían prohibido. Los que mejor aprovecharon todo fueron los oficinistas que fueron hasta el techo de los edificios o incluso los turistas desde los balcones de los hoteles.
El frenesí por Checo Pérez se debe, en gran medida, porque ha labrado una larga trayectoria en la Fórmula 1 en una década y con 14 veces en el podio. Sus mejores dos carreras han sido las victorias en Shakhir (2020) y Azerbaiyán (2021). Sus éxitos lo han convertido ya en el mejor piloto mexicano, por encima de la leyenda de los Hermanos Rodríguez. Esta temporada con Red Bull ha sido una de las mejores. “Muchísimas gracias a los que vinieron. Nos lo merecíamos todos después de lo que ha pasado. Es un día para celebrar”, lanzó Pérez.
“Lo que más me gusta es que Checo Pérez sabe manejar muy bien su estrategia. Sabe cuidar muy bien sus llantas”, dice Marlene, de 22 años. Este día, el piloto de Red Bull se dejó querer y dejó de preocuparse por los neumáticos. Por unas horas el olor de caucho quemado inundó Reforma.