Pocos gobernadores esperaron tanto para anunciar su gabinete como lo hizo Manolo Jiménez. Las semanas previas a su toma de posesión se filtraron nombres para los cargos principales. Sin embargo, no fue hasta el 2 de diciembre cuando desveló la nómina oficial de quienes lo acompañarán en distintos tramos del sexenio, pues raras veces se mantiene la estructura original. El equipo está formado, en su mayoría, por jóvenes egresados de instituciones privadas; en algunos casos, sin la experiencia suficiente. Una apuesta arriesgada, pero acorde con la formación y el perfil del nuevo ejecutivo.
De los 30 nombramientos iniciales, 14 corresponden a mujeres (11 del PRI, 2 del PAN y un perfil ciudadano). Sin embargo, de los 17 primeros cargos (secretarios y jefe de gabinete), solo se les asignaron 6 (un 35% del total); dos desempeñan puestos honorarios y el resto ejerce otras responsabilidades. A escala federal, el gabinete legal lo integran 10 mujeres (47.6%) y 11 hombres (52%). Mientras en la 4T las mujeres ocupan secretarías clave (Gobernación, Exteriores, Seguridad, Bienestar, Semarnat, Economía, Educación, Trabajo, Cultura y Consejo de la Judicatura), en el Gobierno de Coahuila son las titulares de Fiscalización y Rendición de Cuentas, Turismo y Pueblos Mágicos, Cultura, Medio Ambiente, de la Mujer y del Trabajo.
Otra característica del nuevo Gobierno es que excluye a moreiristas y riquelmistas de la pirámide del poder e incorpora a representantes de otros grupos. Enrique Martínez, candidateado para la Secretaría de Finanzas, donde su padre inició la carrera por la gubernatura, quedó en el limbo. Solo dos secretarios fueron ratificados: Claudio Bres (Economía) y Miguel Algara (Infraestructura). La decisión es positiva, pues moderniza una organización anquilosada y define el rostro de la nueva administración. La demora en la composición y el anuncio del gabinete lo explican la búsqueda de equilibrios y los compromisos políticos y con las élites empresariales.
En la carambola política, Óscar Pimentel —funcionario institucional y avezado— ganó la Secretaría de Gobierno. El cargo lo ocupó en los primeros meses de la administración de Humberto Moreira, pero duró poco pues representaba un riesgo para los planes sucesorios del clan. Eduardo Olmos Castro, mencionado para jefaturar el gabinete, volverá a ocupar la Secretaría de Desarrollo de La Laguna, revivida para él. Emanuel Garza, exrector de la Universidad Carolina, tiene un desafío colosal en Educación. Deberá lidiar con el cacique del SNTE, Carlos Moreira, y afrontar las presiones de la Coalición de Trabajadores de la Educación de Coahuila, cuyas demandas de servicios médicos y restitución de fondos han sido ignoradas.
La designación de la exsenadora Hilda Flores para representar al Gobierno del Estado en Ciudad de México marca el retorno de una de las políticas con mayor trayectoria. Su carrera la inició en el sexenio de Rogelio Montemayor. Asimismo, envía un mensaje futurista. Hostilizada en el Gobierno de Rubén Moreira, Flores renunció a la dirigencia del movimiento femenil del PRI por diferencias con el tándem de Alejandro Moreno. La disposición de Jiménez para hacer equipo con el presidente López Obrador podría abrir las puertas cerradas al estado durante cinco años debido a la oposición del exgobernador Miguel Riquelme a las políticas de la 4T.
Mientras Jiménez rendía protesta, el colectivo Mujeres Transformando Coahuila exhibía mantas frente al Congreso —esta vez acordonado— con leyendas como esta: «Manolo exigimos gabinete paritario». En otras denunciaba al Poder Judicial, un supuesto «Cartel inmobiliario de la familia Rodríguez León» y el «robo de predios cometido por delincuentes de cuello blanco». El gabinete legal dista de ser paritario. Los cargos principales (Gobierno, Finanzas, Educación, Seguridad, Economía…) los ocupan varones. En Cultura, Fiscalización, Medio Ambiente y Trabajo, despachan mujeres. Antes de anunciar a su primer equipo, el gobernador presentó la imagen del nuevo Gobierno «para tener más orden y una mejor organización». El símbolo es una herradura que por la estrella parece espuela. La administración necesitará suerte y un acicate para dar pasos de gigante en un estado cuya crisis financiera empezó a ritmo de cumbia.