Contra el favoritismo
Además de ser inútil y de enquistar a las cúpulas partidistas y a sus cómplices y preferidos en el Congreso, la reelección consecutiva de diputados y senadores impide el ascenso de cuadros con militancia, méritos y capacidad probadas. El favoritismo desalienta a la mayoría. En ese sentido, las reformas para prohibir la reelección consecutiva de legisladores locales y federales, así como la transmisión de puestos de elección popular entre familiares, anunciadas por la presidenta Claudia Sheinbaum en la ceremonia por el 108 aniversario de la Constitución, han generado entusiasmo. Sobre todo en las militancias de los partidos, excluidas después de mucho tiempo de brega política.
¿Con qué merecimientos Alejandro Moreno y Marko Cortés ocupan hoy un escaño en el Senado tras la aplastante derrota que sus partidos (PRI y PAN) sufrieron en las elecciones presidenciales y legislativas de 2024? El diluvio llegó para sus partidos con el triunfo de Morena y sus aliados (PT y Verde), pero ellos salvaron el pellejo. Jesús Zambrano, exlíder del PRD, también se apuntó como senador de representación proporcional. Sin embargo, la insuficiencia de votos frustró su aspiración y sepultó al partido del sol azteca, que en 2006 estuvo a punto de ganar la presidencia, pues perdió el registro. El retorno de Ricardo Anaya al país, cobijado por el fuero senatorial, después de un exilio de tres años, se explica desde una perspectiva futurista infundada: volver a ser candidato presidencial, en 2030.
Rubén Moreira Valdés ha sido diputado federal ¡en cuatro ocasiones! Pero solo una, en 2009, cuando el moreirato estaba en su apogeo, lo fue por votación (mayoría relativa/uninominal). Las otras tres, incluida la actual, accedió al Congreso por la puerta trasera (representación proporcional/plurinominal); es decir, por lista. De haberse presentado por algún distrito, los saltillenses y su hermano Humberto Moreira (HM) lo habrían impedido. El antecedente es la elección de Hidalgo, donde HM contribuyó, de alguna manera, al triunfo de Julio Menchaca (Morena), contrincante de la esposa de Rubén por la gubernatura. Ni Miguel Riquelme pudo ganar la elección de senador de mayoría.
El caso de Jericó Abramo Masso es diferente. Ha sido diputado federal en tres legislaturas, todas por la vía uninominal. El exalcalde saltillense afrontó a Rubén Moreira en la sucesión estatal de 2017 por bloquear su aspiración de ser candidato a gobernador, propósito que no abandona. Abramo es el único diputado distrital de Coahuila en el Congreso; el PAN ocupa dos asientos, y
Morena, cinco. En 2018 compitió por la senaduría, pero por ser el segundo de la fórmula no ingresó a la Cámara Alta. La votación del PRI en ese proceso se debió se debió a él en gran medida. El refrán volvió a cumplirse: Jericó corrió tras la liebre, y Verónica Martínez (actual diputada federal plurinominal), sin correr, la alcanzó.
Jericó y Moreira podrían ser electos en 2027 para un nuevo periodo, pues las reformas contra el nepotismo y la reelección inmediata, aprobadas ya en las comisiones respectivas del Senado, entrarán en vigor en 2030. La presidenta Sheinbaum tiene mayoría calificada en ambas cámaras para sacar adelante los cambios a la Constitución. Después vendrá la eliminación de las diputaciones y senadurías de representación proporcional. «Para ser elegido hay que trabajar en territorio, ganarse el voto ciudadano», advierte la primera mandataria del país