La hora de la verdad
El tándem de Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador se mantiene vivo. No solo para agregar un segundo piso a la 4T, sino para mantener la cohesión del movimiento que los llevó al poder; ampliar su base electoral y reforzar el vínculo con los sectores que lo sustentan. La regla de que el presidente negaba a su antecesor no aplica para ellos. Ninguno depende del otro, pero los une el mismo proyecto. Quienes anticipaban intromisiones y recomendaban rupturas, fallaron. AMLO vive en Palenque, Chiapas, y Sheinbaum gobierna desde Palacio Nacional, a más de 900 kilómetros de distancia.
Si las diatribas contra López Obrador no le hicieron mella como presidente, ni alteraron el rumbo de la 4T y de Morena, menos ahora en su retiro. El efecto será el mismo si los dardos tienen como destinataria a la presidenta Sheinbaum. Entre los obsesionados con AMLO se cuenta el exgobernador Miguel Riquelme, quien desde el Senado busca protagonismo. Empero, los 14 asientos del PRI en la Cámara Alta no dan para mucho; el PVEM, con el mismo número de escaños, pesa por su alianza con Morena. Si el lagunero pretende llamar la atención en la capital del país, no lo ha conseguido. Si es para mantener influencia en el estado, sabe, por experiencia propia, que «a rey muerto, rey puesto».
La relación de Riquelme con AMLO nunca fue buena. Durante su sexenio, el expresidente visitó Saltillo solo en un par de ocasiones. La mayoría de sus giras a la Comarca Lagunera las realizó en la parte de Durango. Hoy, el trato del gobernador Manolo Jiménez con la federación es cordial y de colaboración. Las circunstancias lo imponen, pues frente a una presidenta con la fuerza y el poder de Sheinbaum, el camino de la confrontación sería imprudente. Coahuila necesita inversión y apoyo federal para mantener la competitividad y afrontar los desafíos de las políticas proteccionistas y antiinmigrantes del Gobierno de Estados Unidos, quien ha puesto contra la pared a la industria automotriz.
Sin embargo, para atraer la atención de la presidenta Sheinbaum, como lo han hecho otros gobernadores, incluso no morenistas, es necesario pasar de una buena relación a secas a compromisos puntuales con Coahuila. Hace falta estrategia política, más que retórica y relaciones públicas. El gobernador carece de interlocutores con el gabinete presidencial y de un partido que respalde sus gestiones. Jiménez depende de sus propias capacidades y de su voluntad para alinear su Gobierno a la administración federal, donde las
mujeres ocupan posiciones clave. La obra relevante de la 4T en el estado forma parte de un proyecto nacional, el ferrocarril México-Laredo; y en el plano estatal, la ampliación de la carretera a Monclova.
El rescate de Altos Hornos de México (AHMSA) le brinda a Jiménez la oportunidad de abrir las puertas de Palacio Nacional y presentarse como un gobernador eficaz y sin compromisos con quien provocó la ruina de la acería y abusó de su poder para defraudar a proveedores, acreedores y trabajadores. En la coyuntura opuesta, el gobernador Eliseo Mendoza Berrueto actuó con perspicacia. La venta de AHMSA a Alonso Ancira, en el Gobierno de su protector Carlos Salinas de Gortari, causó el despido de miles de obreros y el colapso de Monclova y los municipios periféricos. El plan de Mendoza, basado en obras y programas de carácter social, evitó la profundización de la crisis. Lo mismo hizo en La Laguna para paliar los efectos de la privatización del ejido.