Coahuila no es una isla ni un estado ideal; ningún estado lo es. El nuestro posee ventajas importantes, pero también afronta presiones fabulosas a causa de la deuda y la falta de inversión en sectores prioritarios (infraestructura, salud, educación y servicios). Si la situación prevalece, Coahuila perderá competitividad y se afectará la calidad de vida. Cuando los problemas son previsibles pueden atacarse con acciones específicas; mas como no siempre se ejercen, entonces adquieren otra dimensión y las soluciones se complican. Sucede, por ejemplo, con las caravanas de migrantes. Fronteras como Piedras Negras y Acuña, sin capacidad para recibir a oleadas de personas en tránsito hacia Estados Unidos, colapsan en pocos días.
La huelga de General Motors, Ford y Stellantis (Fiat Chrysler y Grupo PSA), iniciada el 14 de septiembre por el sindicato United Auto Workers en demanda de mejores salarios y beneficios para los trabajadores, es otro motivo de alerta. Entidades como la nuestra, donde la industria automotriz y las cadenas de suministro figuran entre las principales fuente de empleo y de ingresos fiscales, siempre estarán sujetas a este tipo de eventualidades. Por tanto, deben estar preparadas para afrontarlas y disminuir sus efectos. Sin embargo, el estado tiene poco margen de maniobra financiera para atender las demandas sociales y de los sectores productivos.
Coahuila se prepara para el cambio de Gobierno, el 1 de diciembre, en un contexto difícil, pues las dos últimas administraciones no pudieron mantener el ritmo de inversión de las precedentes debido a la deuda. El peso recayó en ese periodo sobre los municipios, cuyas capacidades son limitadas. Una de las opciones para revertir esa situación consiste en elevar el Impuesto Sobre Nóminas (ISN), creado hacia finales del sexenio de Eliseo Mendoza Berrueto (1987-1993). Las resistencias para aprobar el nuevo gravamen se vencieron cuando el estado ofreció depositar su producto en un fideicomiso —no en las arcas— e invertirlo en los municipios que lo generaran en obras y servicios decididos por un comité.
El ISN debe volver a su esencia y no utilizarse, como pasó después, para otros propósitos, incluso electorales. El impuesto sirvió también para garantizar parte de la deuda. Al futuro Gobierno le corresponde retomar el crecimiento del estado. Sin embargo, para hacerlo necesita aplicar nuevas fórmulas. Dedicar una parte sustancial del presupuesto al moreirazo producirá los mismos resultados y el rezago aumentará mientras otros estados, sin ese lastre, toman ventaja. Las empresas —sobre todo las grandes— necesitan infraestructura y donde la encuentran se instalan.
¿Desde cuándo no se construye un aeropuerto o nuevas autopistas? Una de las carreteras en peores condiciones es la de Saltillo-Torreón, no obstante ser las regiones más industrializadas. La doble también vía data del Gobierno de Mendoza Berrueto. Los tramos de cuota son aceptables, pero los libres resultan peligrosos por estar llenos de trampas. Una manera de demostrar el interés de la próxima administración por un desarrollo equilibrado consistiría en mejorar la comunicación terrestre entre La Laguna y el sureste del estado. Para percatarse de ello es necesario recorrer los caminos, pues desde el aire jamás se verán los baches.