Existe en Estados Unidos una campaña para intentar prohibir determinados libros. La Asociación Americana de Bibliotecas denuncia que en los ocho primeros meses de este año se han registrado en Estados Unidos “681 intentos de prohibir la presencia de libros en bibliotecas públicas y centros escolares, intentos que afectaban a 1.651 títulos distintos. En un año se han presentado en 36 parlamentos estatales nada menos que 137 proyectos de ley de censura de temas y títulos de libros. En general, se trata de evitar que los jóvenes de 14 a 18 años (los que estudian en la high school) tengan acceso a libros con “contenido sexualmente explícito”, “temas conflictivos o divisivos” (lo que incluye el racismo), “puntos de vista antipolicía”, “brujería y satanismo” (dentro de lo que se incluyen libros de Harry Potter)”.