Hasta ahora, solo se aplicaba a las relaciones de pareja. Pero las migajas emocionales del breadcrumbing han llegado a la oficina. Y si has detectado que tu jefe tiene problemas de compromiso, puedes ser una de las damnificadas…
Las señales de alarmas de las migajas emocionales
¿Qué señales indican si eres víctima del breadcrumbing por parte de un jefe tóxico? No siempre es fácil detectarlas, pero hay varias red flags que pueden ser indicativas del problema. Por ejemplo, la promesa de un ascenso que nunca culmina mientras otros compañeros sí lo consiguen o llegan nuevas incorporaciones a la empresa para cubrir ese puesto que parecía destinado a ti. Lo mismo se aplica a las subidas de sueldo.
No hablamos sólo de falsas promesas, sino también de respuestas evasivas, pretextos vagos cuando lo apalabrado no se cumple, falta de comunicación, cumplidos reiterados sin ninguna recompensa, ausencia de oportunidades de formación… Ese catálogo de actitudes tóxicas sólo pretende una cosa: mantenerte ocupada, casi distraída, sin que nada realmente cambie.
Es habitual que todo eso se traduzca en una sensación de estancamiento y falta de desarrollo profesional que alimenta, cada día, la desmotivación. Pero también la evidencia, cada vez más cristalina, de que estás ocupando un puesto que no lleva a ninguna parte.
Cómo evitar caer en el breadcrumbing laboral
Habitualmente, este fenómeno suele afectar a los trabajadores en plantilla, pero también puede ocurrir durante esos procesos de selección interminables en los que a la empresa le interesa alimentar la esperanza de varios candidatos por si no consiguen cerrar un acuerdo con su aspirante favorito. Las falsas promesas −en forma, por ejemplo, de bonus por objetivos o oportunidades para viajar− también pueden empezar antes incluso de incorporarte al puesto.
Lo importante, una vez detectado el problema, es saber hacerle frente. Y para eso, necesitas ser proactiva: pide una reunión de seguimiento con tu responsable y plantéale tus preocupaciones. Es un buen momento para compartir tus objetivos profesionales y hablar de cómo tu desarrollo profesional podría tener un impacto positivo en la empresa.
Si puedes presentar tu contribución en forma de resultados medibles (por ejemplo: un aumento de los ingresos en tu área de responsabilidad en el último año), mejor que mejor. Y si su respuesta vuelve a ser una promesa vaga, trata de concretar estableciendo un calendario tentativo. Mucho mejor aún si logras que la oferta quede por escrito. Se trata, en definitiva, de asegurarte de que ese rastro de migas lleva a alguna parte.