Las nuevas boyas con hojas de sierra en un tramo de la frontera natural entre México y EE.UU. ponen en riesgo la vida de migrantes. Expertos consultados por DW califican esta medida de “cruel”.
Las boyas de color naranja tienen 1,2 metros de diámetro, están diseñadas con material de plástico duradero para soportar las fuertes corrientes del río Grande y están ancladas al fondo del cauce en el tramo que separa Eagle Pass (Estados Unidos) de Piedras Negras (México). En su primera etapa, los 305 metros boyas son parte de la millonaria Operación Estrella Solitaria, una iniciativa del estado de Texas para aumentar la seguridad fronteriza, que se suma al alambre de púas ya existente en la orilla texana del río.
«Es muy preocupante porque es una muestra más de la política migratoria que limita el acceso al asilo y a la protección internacional; es decir, es una necropolítica: la falta completa de sensibilización ante una necesidad inherente de las personas y, sobre todo, del derecho a solicitar y recibir asilo”, explica a DW Tamara Aranda, coordinadora de la organización de derechos humanos Sin Fronteras, de México.
De igual manera opina Adam Isacson, experto en temas de seguridad fronteriza de WOLA, la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, y califica la colocación de este tipo de boyas como cruel: «Texas ha creado una trampa mortal en una parte del río Grande, que de por sí ya es peligroso. Esto va en contra de la ley de Estados Unidos y de los estándares humanitarios”.