Una colección de herramientas médicas de 2000 años de antigüedad, desenterrada recientemente en Hungría, ofrece información sobre las prácticas de los intrépidos y vilipendiados médicos romanos.
Los médicos generalmente son tenidos en alta estima hoy en día, pero los romanos del primer siglo eran escépticos, incluso desdeñosos, con los médicos, muchos de los cuales atendían dolencias que no entendían. Los poetas ridiculizaban especialmente a los cirujanos por ser codiciosos, por aprovecharse sexualmente de los pacientes y, sobre todo, por su incompetencia.
Los arqueólogos en Hungría desenterraron recientemente un conjunto raro y desconcertante de tales aparatos. Los artículos se encontraron en una necrópolis cerca de Jászberény, a unas 35 millas de Budapest, en dos cofres de madera e incluían unas pinzas para sacar los dientes; una cureta, para mezclar, medir y aplicar medicamentos, y tres escalpelos de aleación de cobre provistos de hojas de acero desmontables e incrustaciones de plata al estilo romano. Junto a ellos estaban los restos de un hombre que se presume era un ciudadano romano.
El instrumentario, adecuado para realizar operaciones complejas, permite vislumbrar las prácticas médicas avanzadas de los romanos del primer siglo y cuán lejos podían haber viajado los médicos para ofrecer atención. “En la antigüedad, estas eran herramientas comparativamente sofisticadas hechas con los materiales más finos”, dijo Tivadar Vida, director del Instituto de Arqueología de la Universidad Eötvös Loránd, o ELTE, en Budapest y líder de la excavación.