Nuevo problema en la mermada cadena de suministros global: los barcos en aguas chinas están desapareciendo en los radares de las compañías de datos que monitorizan los movimientos de los navíos por todo el mundo. Algo que no ayuda a aliviar los cuellos de botella que están afectando a todas las economías. Esa información es crucial para que las empresas conozcan los volúmenes de carga y puedan optimizar mejor la logística al predecir la congestión en las rutas de envío.
El tráfico marítimo lleva cayendo desde finales de octubre por culpa de una nueva legislación de Pekín que pone piedras al acceso público de los datos de los barcos. Durante las últimas semanas, como han explicaron a Reuters sus fuentes, algunos proveedores nacionales en China han dejado de brindar información a empresas extranjeras como consecuencia directa de unas nuevas reglas con las que el Gobierno chino pretendería aumentar su control sobre cómo las organizaciones nacionales y extranjeras recopilan y exportan los datos que salen de la segunda economía mundial.