Audrey Hepburn viajó a París para buscar vestuario para su papel en la película «Sabrina» (1954). A pesar de ser inusual que un diseñador europeo vistiera a una actriz de Hollywood en esa época, Hubert de Givenchy creó para ella un icónico vestido de cóctel sin tirantes. Este diseño, con escote recto, cintura ajustada, falda voluminosa hasta los tobillos y bordados florales negros, capturó la elegancia de la alta costura parisina de los años cincuenta y se convirtió en un símbolo de la transformación del personaje de Hepburn en la película.
