Los veranos cada vez son más tórridos y llueve menos. El nivel del mar sube porque hay deshielo y se produce un efecto invernadero. ¿Cómo afecta el cambio climático a nuestra salud cardiovascular?
El artículo explora cómo el cambio climático afecta la salud cardiovascular, destacando que, más allá de las opiniones divergentes sobre su existencia, los eventos climáticos extremos influyen significativamente en la salud humana. Las altas temperaturas asociadas al cambio climático incrementan la mortalidad cardiovascular, especialmente entre personas mayores, grupos minoritarios y aquellos con condiciones preexistentes. La exposición al calor extremo eleva la frecuencia cardíaca, la viscosidad del plasma y puede provocar inflamación pulmonar por inhalación de partículas suspendidas en el aire.
Las consecuencias socioeconómicas del cambio climático, como la alteración de los patrones de precipitación y el aumento del nivel del mar, también amenazan la seguridad alimentaria y afectan la nutrición, lo que indirectamente impacta la salud cardiovascular. Además, los cambios en la infraestructura de salud debido a eventos climáticos extremos como huracanes o inundaciones pueden comprometer el acceso a los cuidados médicos esenciales, como se evidenció tras eventos como el huracán Katrina en Nueva Orleans.
El artículo menciona un estudio reciente publicado en JAMA Cardiology que analizó más de veinte mil artículos científicos, encontrando consistentemente que la exposición al calor extremo se asocia con un aumento de la mortalidad cardiovascular. Por ejemplo, cada día adicional de exposición a temperaturas superiores a 90 °F se relaciona con un aumento del 0,12% en la mortalidad mensual por enfermedades cardiovasculares en adultos jóvenes en Estados Unidos.
Aunque el calentamiento global puede traer consigo cambios paradójicos en las temperaturas locales, con algunas regiones experimentando descensos de temperatura debido al derretimiento del hielo ártico, los efectos adversos para la salud cardiovascular continúan siendo una preocupación global. Se destaca también el papel del ozono, cuya producción aumentada por el calor contribuye a mayores riesgos cardiovasculares, especialmente en pacientes con antecedentes de infarto de miocardio.
Finalmente, el artículo subraya la importancia de la prevención, enfatizando la necesidad de evitar la exposición prolongada a temperaturas extremas y mantener una hidratación adecuada. Estos consejos, ampliamente difundidos en los medios durante los periodos de calor intenso, buscan mitigar los efectos adversos del cambio climático en la salud pública, instando a una mayor conciencia y preparación frente a los desafíos ambientales futuros.
En resumen, el cambio climático no solo es un debate científico y político, sino también un problema de salud pública con implicaciones directas para la salud cardiovascular global, requiriendo medidas proactivas y colaborativas para minimizar sus efectos adversos sobre la población vulnerable.