La escritora francesa reivindica su voluntad de “vengar” a su “raza” y a su “sexo” en el discurso de aceptación del premio en Estocolmo
Annie Ernaux prometió cuando tenía 22 años “vengar a su raza.” Hablaba de la clase social de sus padres y antepasados: pequeños comerciantes, obreros, agricultores sin tierra. También descubrió pronto que debía “vengar a su sexo” en un tiempo en que los abortos eran ilegales y las mujeres, incluso en la avanzada Francia para la época –los años cincuenta y sesenta–, se veían sometidas legalmente a sus maridos.
De todo esto habló Ernaux (Lillebonne, 82 años) este miércoles en su discurso de aceptación del premio Nobel de literatura en la sede de la Academia Sueca en Estocolmo. Y no hablaba solo en pretérito. Al combate de clase –combate en el que incluye a los inmigrantes– y al combate feminista, les quedan muchas batallas por delante, según la autora de Los años y Pura pasión.
“Hay en Francia y por todo el mundo intelectuales masculinos para quienes los libros escritos por mujeres simplemente no existen, nunca los citan”, dijo Ernaux. “El reconocimiento de mi trabajo por la Academia Sueca constituye una señal de justicia y de esperanza para todas las escritoras”.