Las vacaciones de verano además de ser un tiempo de entretenimiento, descanso, convivencia familiar y más, son un fuerte detonante de la economía nacional, bueno incluso a nivel mundial. Y es que la industria sin chimeneas, como se le conoce al turismo, está generando un consumo, de la nada despreciable cantidad, de 670 mil millones de pesos, según los datos que ha proporcionado la Confederación de Cámaras Nacionales de Comercio, Servicios y Turismo.
Después de dos años con restricciones por la pandemia del Covid-19, después de varios tropiezos de la economía mundial y mexicana, pareciera que las vacaciones nos vienen en bien, por lo menos de manera económica. La reactivación del turismo significa la reactivación de la economía, de hecho, los beneficios, por lo menos económicos, serán hasta para quienes no tuvimos vacaciones o no salimos de nuestra casa, ya que aún en nuestra ciudad podemos realizar turismo y también generar derrama económica.
La reactivación de las vacaciones colabora en la generación de empleos, directos e indirectos, logran aumentar la inversión tanto nacional como extranjera, así como el incremento en la productividad de nuestra economía.
La tecnología y las nuevas formas de hacer comercio se están presentado cada vez con mayor frecuencia en la economía mexicana y el turismo no es la excepción pues el 25% de las rentas ya se una casa, departamento o habitación de hotel se han realizado por medio de aplicaciones y plataformas digitales.
Para dimensionar la importancia del turismo en la economía mexicana basta señalar que casi el 9% del PIB se genera en el sector turístico.
Y lo más impresionante de todo es que los efectos económicos, positivos o negativos, del turismo son un hecho colateral pues en esencia las vacaciones no es lucrar, sino vivir una experiencia, pero pareciera que tanto la economía como la política están intrínsecas con cualquier actividad humana.