El cierre de sexenio es trepidante. El presidente no descansa. e intensifica sus ataques a las instituciones. Ya aplastó a los opositores políticos, a los mediáticos e incluso a las figuras de su propio partido. Ya está solo dominando la escena política. Le faltan unos cuantos días como presidente de la república. Deberá entregar la banda presidencial a la sucesora, que él impulsó con todo su poderío, pasando por encima de las leyes, traicionando aliados, bloqueando a partidarios y destruyendo a personajes y obstáculos. Con dureza y sin miramientos, logró mantener a la 4T en el poder, y lo ha concentrado en él. Veremos cómo lo transfiere y cómo lo administra.
Para el país, la perspectiva para los próximos años es sombría. Con Claudia Sheinbaum como presidenta, México podría ver una continuación de las políticas fallidas y de los desplantes autoritarios de AMLO. La falta de contrapesos, y la centralización del poder en manos del Ejecutivo, representan un peligro real, para la democracia en el país. Los ciudadanos se enfrentan a un futuro incierto, en donde la libertad de expresión, la justicia y la equidad podrían ser sacrificadas en nombre de la lealtad política y el control absoluto.
La transición del poder en México ya no es simplemente un cambio de presidente, sino un cambio de régimen. AMLO ha dejado claro que su objetivo no es solo gobernar por seis años, sino transformar radicalmente la estructura política y social del país. Si la tendencia actual continúa, México podría encontrarse en un camino irreversible, en donde la democracia sea sólo un recuerdo del pasado.
Por su parte, la presidenta Claudia Sheinbaum, en cada uno de sus discursos, compromete lealtad y continuidad a los temas principales de López Obrador. Así debe ser en la 4T. Sabemos, que el tabasqueño gobernó para ganar elecciones, con herramientas del pasado. Le funcionaron y arrasó en la del 2024.
Aunque, es evidente que pasará a la historia, como el mandatario que peor gestionó la pandemia en el mundo. México rondó el millón de víctimas y de muertes en exceso por el Covid. En cuanto a los homicidios, también estableció la marca cercana a los 200 mil, hogares enlutados. Muchos más que Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Él gobernó, en todo momento, con la vista puesta en el pasado. Ahora, él ya es el pasado, para la Silla del Águila. No obstante, su poder de facto es enorme. La presidenta entrante deberá tomar el poder formal que le brinda la presidencia, e ir despojando al tabasqueño del suyo, o se quedará condenada a cogobernar.
En contraste, Vicente Fox y Felipe Calderón no supieron liderar la transición democrática, aunque la respetaron casi totalmente. No tenían ambiciones desbordadas. Aunque, solamente frenaron, por un tiempo al impulsivo y persistente tabasqueño. Los panistas no tenían visión de futuro, ni cuadros capaces para retener el poder.
Esto permitió la llegada del Fake PRI, de Enrique Peña Nieto, con su banda de gobernadores acusados de corrupción. El país se estancó, la delincuencia creció. El mexiquense, es un tipo sin ideología, que con el apoyo de empresarios y televisoras, fue fabricado artificialmente, para sacar a los medrosos panistas.
En esos años, la población, políticamente activa, abandona, definitivamente y en masa, al PRI con sus brazos corporativos ya inutilizados, atrofiados. La CTM, la CNOP, la CNC, el sindicato petrolero, el de burócratas y el de maestros dejan de pesar electoralmente. Así, eltricolor ya ni siquiera tuvo la potencia para el acarreo masivo en el 2018. Entonces, Peña se rinde y condena a José Meade a la derrota. Simultáneamente, López Obrador y Peña atacaron con fiereza al candidato panista, Ricardo Anaya. Adicionalmente, el mexiquense hace un pacto con el tabasqueño y le deja el camino libre, a cambio de inmunidad y exilio dorado en España.
Luego vendrían 20 derrotas en fila para los tricolores, ya con Alejandro Moreno a la cabeza. Mientras, Morena se convierte en un gigante político, bajo el bastón de mando de Andrés. Actualmente, salvo Vicente Fox, todos los expresidentes mexicanos viven en el exilio.
López Obrador, ya ganó su lugar en la historia. También, ganó e impuso sucesora. Algo que, desde Miguel de la Madrid, con Carlos Salinas, no se había dado. AMLO, aplastó, también, a la figuras morenistas, como Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal y Adán Augusto López, y ahora con un partido de chaparros, doblados y obedientes, la presidenta deberá intentar construir un gobierno sólido, apoyado en su propio proyecto político personal fuerte. Tal vez, cada día más alejado de las tormentas que se avecinan para el tabasqueño.
Las semanas siguientes vienen interesantes, estamos ante los Estados Unidos con sus elecciones presidenciales, con el foco en el fentanilo, la delincuencia organizada mexicana y el gobierno de López Obrador, tan renuente de apoyar a Biden, en sus temas. Todo ello, podría tener consecuencias para el tabasqueño, si el torbellino lo arrastra. AMLO, se va el último de septiembre, la campaña de los vecinos termina los primeros días de noviembre.
Vienen tiempos trepidantes. El destino de México está en las manos de 16 personas. Once consejeros ciudadanos del INE y cinco magistrados en el Tribunal federal electoral, quienes decidirán la distribución de las plurinominales. Será un parteaguas si otorgan la sobrerrepresentación. Ellos, ya actuaron dócilmente en la calificación del proceso electoral,de junio pasado, en favor de AMLO. Es un Panorama sombrío, Veremos.