El periódico EL PAÍS visitó un establecimiento de Seattle en el que múltiples cámaras detectan qué productos se llevan los clientes
EL PAÍS ha visitado un Amazon Go ubicado en el centro de Seattle —en la esquina entre Terry Avenue y Stewart Street—, en un viaje al que ha sido invitado por el gigante del comercio electrónico. El supermercado abre de lunes a viernes de siete de la mañana a ocho de la tarde. Es bastante pequeño. Tiene tres pasillos y un techo repleto de cámaras que, según explica la empleada del local, “detectan a cada cliente como una entidad e identifican todo lo que coge”. Amazon no da muchos detalles sobre cómo funciona el sistema, pero indica que “aprovecha la visión por computadora, la fusión de sensores y el aprendizaje profundo”. “Todo lo que saques del estante se agrega automáticamente a tu carrito virtual y todo lo que vuelves a poner en él se retira del carrito virtual”, añade.
Pagar con la ‘app’ o la palma de la mano
Actualmente existen dos modalidades de supermercados. La mayoría tienen unas compuertas que se abren con la aplicación de Amazon, una tarjeta de crédito o la palma de la mano. Al salir de la tienda, la app cobra automáticamente los productos que el cliente se lleve. Pero en algunos establecimientos, como el situado entre Terry Avenue y Stewart Street en Seattle, el proceso es diferente. Cualquier persona puede entrar en ellos y es al salir cuando hay que pagar.
Para ello, es posible escanear la aplicación, utilizar la tarjeta de crédito o poner la palma de la mano sobre un lector. Este último sistema, conocido como Amazon One, sólo está disponible para los usuarios que previamente hayan registrado su palma en unas máquinas que hay en el local. También existe la posibilidad de buscar a un empleado por el establecimiento y pagar con efectivo.