Charles recibió formalmente la corona escocesa el miércoles en otra ceremonia elaborada de antiguas tradiciones y pompa que marca su acceso al trono.
Si bien esta vez hubo más faldas escocesas, la ceremonia de Edimburgo, al igual que su predecesora en Londres, incluyó una procesión por las calles y una presentación de brillantes joyas de la corona, estas también con su propia historia fascinante. La Piedra del Destino, un bloque de arenisca rosada de 330 libras difícil de pasar por alto, también estuvo presente.
La ceremonia no fue tan lujosa como la coronación celebrada en mayo, cuando 2.000 invitados llenaron la Abadía de Westminster para ver el momento en que Carlos fue coronado. Y como ya era rey de Gran Bretaña, la corona escocesa no se colocó sobre su cabeza sino que se le entregó.
No obstante, es una ceremonia muy importante para la familia real. Después de la muerte de la reina Isabel II, Carlos participó en una gira por cuatro naciones del Reino Unido, y la ceremonia se consideró parte del proceso de consolidación de los lazos con Escocia y preservación de la unión.
Después de todo, se sabe que los escoceses están menos entusiasmados con la monarquía que sus vecinos ingleses, con poco menos de la mitad votando por la independencia hace poco tiempo.