“Estado de sitio “
Por: Orestes Gómez Rodríguez.
“La primera condición para la paz, es la voluntad por lograrla”: L. Jibes.
Hay un clamor en la sociedad mexicana que despego en el 2009 y que creció en forma desproporcionada atraves de los 2 sexenios subsecuentes, marcándose un cenit en este naciente ejercicio del ejecutivo federal.
Es la de las madres que han perdido a sus hijos, la de las viudas, la de los huérfanos, el de las víctimas de víctimas violación, extorsión e incluso de la necesidad de abandonar sus comunidades, ante el temor que reflejan las amenazas del crimen organizado.
¿Cuál fue el momento en que se perdió la tranquilidad?, ¿Cuál el del desasosiego?, ¿Cuándo nos extraviamos como sociedad que permitimos los sucesos?, ¿Cuándo perdimos la razón y también la cuenta?
Para los conocedores del tema sociológico, la conciencia social, es el conocimiento que una persona tiene sobre el estado de los demás integrantes de su comunidad.
De ahí que un individuo con ella es, justamente, altamente perceptible de cómo el entorno puede favorecer o perjudicar el desarrollo de los seres humanos. La conciencia social llega a suponer que el hombre entiende las necesidades del prójimo y pretende cooperar a través de distintos mecanismos sociales.
La realidad es que la guerra antes frontal por parte del gobierno en contra de los delincuentes y después tolerada entre ellos por la política de abrazos, no balazos, ha iniciado a carcomer varios elementos de este planteamiento, siendo el primero de ellos: el de la capacidad de asombro y otro: el de las capacidades de la refundación social.
La defensa de las victimas se deja al garete y es escondido por las encuestas de popularidad que opacan y aíslan, los verdaderos miedos de la sociedad. Ya no es suficiente el apoyo económico es necesario la remediación de la sociedad a partir de las víctimas de los delitos.
Por otra parte, la tónica gubernamental ha establecido una formula que les funciona y es el de desacreditar a los agraviados, inclusive otorgándoles la etiqueta de provocadores de su propia situación ante la realización de un delito en su contra. Hoy día no es la ley, es la política de seguridad la que impera y que lástima que un clamor valido y necesario en nuestra patria, sea tratado de manipular por el interés político.
Para quienes aún creen que Morena es una agrupación de izquierda, llega la condena del propio Marx, que refería: “No es la conciencia de los hombres la que determina su ser, sino al contrario: es su ser social el que determina su conciencia”.
De acuerdo con este planteamiento, el ser humano es un perpetuo «recién nacido». Cada generación en cada sociedad política está obligada a re-humanizar (educar, endoculturar, socializar…) al neonato, cuya maleabilidad natural permitirá últimamente a los políticos y educadores alumbrar un «Nuevo Hombre».
Entonces para que surja el elemento social de la paz y la tranquilidad, será imprescindible el despertar de las voces de los acallados, de los temerosos, de los agraviados, de plano de toda una sociedad que despierte a forjar su destino y que expulse a los manipuladores y a los malandrines.