El drama humano que se escenifica en la Franja de Gaza y en Cisjordania sigue desarrollándose, pero en la prensa mexicana ya no ocupa un lugar relevante. Por supuesto, se podría argumentar que el tema está lejos de nuestra geografía. La prensa europea y norteamericana lo siguen puntualmente. Es un tema no sólo de medios de comunicación, sino también de fuertes discusiones y posicionamientos en las esferas políticas y ciudadanas. Pero la población mexicana es tradicionalmente “ombliguera”, todo lo que resuena fuera de las fronteras despierta poco interés y la prensa refleja esto.
Tomemos otro ejemplo más cercano: la devastación de Acapulco. En los primeros días, el desastre llamó fuertemente la atención. A medida que se fue develando la ineficacia de las autoridades federales, de Guerrero y de Acapulco, todas de MORENA, el presidente López comenzó a acusar a la prensa de montar una campaña en su contra, no de su gobierno, sino de su persona. Comenzaron las mentiras, trató de fabricar una versión alterna acerca de la alarma previa que su gobierno debió dar, habló de un censo y de la repartición de ayuda en dinero, pero no habló de un verdadero plan de reconstrucción para el Puerto. A pesar de las evidentes mentiras, las notas se fueron apagando para dar paso a algo parecido a la indiferencia. El gobierno minimizó el desastre y la mayoría de los medios lo acompañaron.
Veamos otro ejemplo: en los días recientes se suscitaron ataques armados contra cuatro periodistas en Chilpancingo, Guerrero; tres periodistas fueron secuestrados en Taxco, en la misma entidad, de paso se llevaron a tres personas más; en Michoacán, balearon a un periodista del medio ABC. Esto pasa cotidianamente, la prensa está siendo callada, eliminada o cooptada ante la mirada indiferente de las autoridades y de la clase política. Hemos entrado a un México en donde hay temas que no se deben abordar.
Acerca de este último tema, en El Rapidín, canal de YouTube dedicado al análisis político, decidimos la periodista María Elena Cantú y un servidor, entrevistar a Leopoldo Maldonado, director regional de Artículo 19, “…organización independiente y apartidista que promueve y defiende el avance progresivo de los derechos de libertad de expresión y acceso a la información de todas las personas, de acuerdo a los más altos estándares internacionales de derechos humanos, contribuyendo así al fortalecimiento de la democracia.” Se puede ver la entrevista completa en la siguiente dirección: https://www.youtube.com/watch?v=e2dgU_2Pgvo
¿Cuál es la situación del periodismo en México? Se le preguntó a Leopoldo Maldonado. “Preocupante”, respondió. La situación de la prensa sigue siendo crítica en lo que respecta a la seguridad y protección que deben otorgarles las autoridades. Es decir, no se cumple cabalmente la tarea de Estado de proteger a quienes ejercen el periodismo y con ello la libertad de expresión. Artículo 19 denunció el pasado 17 de noviembre una amenaza masiva contra ocho periodistas de Iguala, Guerrero. Dos días después, fue secuestrado uno de ellos junto con su esposa y su hijo. Afortunadamente, ya fueron liberados, pero el daño a la libertad de expresión ya está hecho.
En varios estados de la república, los periodistas y comunicadores están atrapados en la lucha de los cárteles y bandas, por un lado, y la indiferencia de las autoridades, por otro. Y esto, dice Maldonado, está provocando la autocensura y el silencio. Autocensura y silencio, dos viejos conocidos del periodismo mexicano. Esta situación, tiene como consecuencia, nos dijo, que comunidades y regiones enteras del país se encuentran privadas de información, con lo que se afecta un derecho básico. En lo personal, me atrevería a ir más lejos: la autocensura y el silencio establecen un cerco alrededor de lo que padecen comunidades de Tamaulipas, Chihuahua, Veracruz, Guerrero, Michoacán y Chiapas, que afrontan los abusos de delincuentes y autoridades y que no pueden denunciarlo o darlo a conocer.
Maldonado hace una pregunta clave, la misma que encabeza este artículo: ¿a quién beneficia el silencio de la prensa? Él mismo sugiere que no sólo conviene a los grupos de la delincuencia organizada, sino también a actores políticos. En muchos casos los actores políticos locales están vinculados a estos grupos delincuenciales.
Artículo 19 califica al año 2022 como uno de los más violentos contra el trabajo periodístico. 700 agresiones que significan una cada 12 horas. En este 2023 los datos parecen ser menos graves, pero muchos de los ataques se han vuelto más violentos. Si adicionamos a esto el ambiente de hostilidad que parte desde Palacio Nacional y que está siendo imitado por políticos de todos los partidos, tendremos un panorama negro. Lo peor está por venir, dice Maldonado: los contextos electorales, como el que vivimos, acentúan la hostilidad y agravan los ataques.
Las, los y les ciudadanes tenemos que asumir que la prensa libre nos necesita. Si calla, estaremos mudos y sordos.