Las autoridades municipales de Saltillo no han hecho lo suficiente para prevenir los daños causados por las lluvias, a pesar de más de dos décadas de colaboración con Aguas de Saltillo. La falta de inversión en infraestructura no puede seguir siendo atribuida a CONAGUA.
Las intensas lluvias que azotaron el sureste de Coahuila este domingo evidenciaron nuevamente la ineficacia de las autoridades municipales de Saltillo para proteger a la ciudad de las inclemencias del tiempo. A pesar de que la ciudad ha sido golpeada por fenómenos similares en el pasado, no se ha invertido en una infraestructura adecuada que permita contener los escurrimientos y evitar los graves daños registrados. En particular, la colaboración de 21 años con Aguas de Saltillo no ha tenido un impacto positivo visible, con fallas recurrentes en el sistema de drenaje y contención de agua.
No es culpa de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), sino de las autoridades municipales que, en complicidad con Aguas de Saltillo, han fracasado rotundamente en mejorar la infraestructura para afrontar las lluvias torrenciales que afectan la ciudad cada año. Los daños registrados en diversos puntos, especialmente en los sectores oriente y norte de Saltillo, así como en Ramos Arizpe, reflejan el estado crítico de una infraestructura que no está preparada para soportar precipitaciones de gran intensidad.
Entre los efectos más devastadores se reportaron inundaciones en fraccionamientos, desbordamiento de arroyos y cierre de vialidades principales como el bulevar Fundadores, donde el colapso del pavimento y los socavones se han convertido en un escenario recurrente. La falta de previsión es alarmante, y los daños posteriores a la tormenta revelan la poca o nula inversión en mantenimiento y modernización de las infraestructuras.
Los ciudadanos han visto cómo las corrientes de agua arrastran escombros, basura y vehículos, poniendo en riesgo la vida de las personas y dejando a su paso destrucción en zonas residenciales. Los cierres de calles y los rescates de emergencia reflejan una respuesta reactiva, pero no preventiva, lo que solo acentúa la falta de preparación de Saltillo para enfrentar este tipo de desastres.
A pesar de las décadas de administración conjunta entre el municipio y Aguas de Saltillo, la ciudad no ha mostrado mejoras significativas en la capacidad de manejo de agua pluvial. No podemos seguir ignorando este problema que año tras año deja a Saltillo vulnerable y a sus habitantes a merced de la naturaleza. Las autoridades locales deben asumir su responsabilidad, abandonar las excusas y tomar acciones inmediatas para reforzar una infraestructura que, a día de hoy, está totalmente colapsada.