‘Estrategia’, de Lawrence Freedman, es un libro indispensable considerado el mejor y más completo escrito nunca sobre estrategia militar
1812. Napoleón ya es considerado un genio de la estrategia militar. Quizá no uno del todo original, porque se basa en el estudio de las ideas de sus predecesores, pero sí el más osado. Siempre se centra en la batalla decisiva. Su método: asumir la brutalidad inherente de la guerra y generar la suficiente violencia concentrada en un solo punto para destruir al ejército enemigo. Pero eso es solo la vía para alcanzar un objetivo político. Porque un enemigo con el ejército destruido no tiene más remedio que asumir tus objetivos políticos.
De modo que el 7 de septiembre de 1812, Napoleón pretende poner en práctica esa estrategia. Lo hace en la llamada batalla de Borodino, a 15 kilómetros de Moscú, contra el ejército ruso. En el campo de batalla hay unos 250.000 hombres, de los cuales 75.000 acaban muertos, heridos o capturados. Francia logra una pequeña victoria, toma Borodino y luego Moscú. Pero el ejército ruso no se considera derrotado. El zar rechaza los términos de la paz que Napoleón quiere imponerle. Los rusos calculan que los franceses no podrán ocupar de manera indefinida su capital. ¿Cómo iban a hacerlo? Hace frío y Napoleón no tiene nada que dar de comer a sus soldados. Moscú está devastado, pero los rusos esperan y esperan. Al cabo de cinco semanas, el ejército de Napoleón empieza su célebre y compleja retirada. No se puede decir que perdiera la guerra, pero lo cierto es que fue una debacle. El genio de la estrategia no lo era tanto. ¿Qué había fallado? Según Lawrence Freedman, los rusos habían acertado con la estrategia de cambiar el espacio por el tiempo: renunciaron al espacio, incluso a su capital, retrocediendo cada vez más, pero así ganaron tiempo. Y el tiempo venció a Napoleón.