Esta ingeniera fue la jefa de ética de IA de Google, pero la compañía la despidió fulminantemente por poner en duda sus algoritmos. Gebru se ha convertido en una de las voces más críticas y brillantes sobre el desarrollo de esta tecnología.
Hace apenas dos años y medio, el nombre de Timnit Gebru dio la vuelta al mundo. Esta ingeniera de Stanford de origen etíope, especializada en inteligencia artificial, trabajaba por aquel entonces en Google. Lideraba su unidad de ética y acababa de escribir un paper que generó una de las mayores crisis internas de la historia reciente de la compañía. El informe se titulaba El peligro de los loros estocásticos y, visto en perspectiva, fue premonitorio. Hablaba de los riesgos de los grandes modelos de lenguaje (LLM, en sus siglas en inglés), es decir, de lo que hoy todos ya conocemos como ChatGPT. Era un rodillo. Avisaba de los problemas de sesgos, financieros y medioambientales de este tipo de tecnología, y exigía una mayor regulación. A Google no le gustó nada, tan poco, de hecho, que la despidió al instante. «Fue una etapa muy difícil, creo que no podría volver a pasar por algo así», recuerda desde su casa en San Francisco en una entrevista con El Confidencial.
Gebru (39 años) se quedó sin empleo en las Navidades de 2020 y, desde entonces, se ha convertido en una de las voces más críticas de la actual fiebre por la inteligencia artificial. Es casi imposible encontrar en este terreno a alguien que mezcle como ella conocimiento técnico, perspectiva social, de género y racial, y, además, sea independiente de la influencia de las grandes tecnológicas. Gebru llama a Musk «sexista» y acusa a Google, Microsoft, OpenAI o Facebook de estar llevando a cabo «un robo de datos masivo». Sus rivales, como el investigador Pedro Domingos o el propio Musk, la tachan de «activista loca» y de ejemplo de cómo el «virus woke» ha infectado el mundo tecnológico. Es el manual de la élite de Silicon Valley en acción: desacreditar a quienes avisan de los monopolios que vienen.
Timnit, considerada por la revista Time una de las personas más influyentes del planeta, o por la revista Nature como una de las 10 personas que más ha influenciado la ciencia en 2021, dice buscar tan solo abrirnos los ojos ante algunos de los peligros de la IA. Hacernos más críticos. Desenmascarar la hipocresía de OpenAI, Google o Microsoft. «Nos están vendiendo un futuro utópico en el que, básicamente, no hay humanos. Te despiertas y hablas con un chatbot. Obtienes tu música de un chatbot, tus libros y tu arte de un chatbot… Pero ¿por qué? No acabo de entender por qué queremos este tipo de mundo. El problema es que ellos tienen tanto dinero y hacen tanta propaganda que al final te hacen desear algo así».